Enrique Roca cuenta que acudía a La Condomina con su padre desde Lorca en un 1500 para ver jugar al Murcia.
Para muchos el nombre de Nueva Condomina estaba gafado, así que, en estos tiempos en los que todo tiene un precio reconforta saber que, al menos, el estadio grana llevará el nombre de un murcianista que, además, ha aportado dinero al club.
Es una de las grandes diferencias. Mientras antes vino a salvarlo desde fuera gente que en su vida había visto jugar al Murcia ni sabía dónde estaba la ciudad, ahora comandan la nave pimentonera murcianistas en el consejo, en el banquillo y en el césped y eso lo agradecen multitud de aficionados cada vez más identificados con el club. No se trata de convertirse en el Athletic pero el sentimiento de pertenencia es lo que nos mantiene vivos.
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