Estamos en todas partes.
El murcianismo está más vivo que nunca o, al menos, tan vivo como siempre. Se les ve en Italia con un escudo en el polo como al gran Alex Spagnolo, haciendo el Camino de Santiago como Pascual Liza, con la pulsera que Gálvez decía que no servía para nada y que acabó con su negra etapa en la muñeca, con la toalla en la playa y la pegatina en el coche o con la camiseta de Salva Espín.
En la playa los he visto de todas las edades y he cruzado con ellos una mirada cómplice. Este año sí.
Anoche cerraron la discoteca Maná con el himno de Second convertido en un clásico del verano gracias al DJ murcianista, me dicen, de Santiago el Mayor.
Seguimos vivos y hay que celebrarlo. El Murcia sigue abierto hasta el amanecer.
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