El Real Murcia volvió a ganar en casa después de mucho tiempo. En un partido que, como reconoció Adrián Hernández, no fue de los mejores se llevó los tres puntos ante el filial granadino con goles de Toril y Chumbi e hizo lo suficiente para sumar y alejarse del descenso en una tarde inusualmente plácida en la Nueva Condomina.
No todo va a salir mal. Los murcianistas están malacostumbrados a que cualquier equipo encerrado atrás pegue un par de picotazos y puntúe en el feudo grana perdiendo tiempo desde la primera mitad. Montado en un carrusel de emociones, los altibajos se suceden en esta ilusionante temporada en la que se alternan los éxitos en la copa federación con los empates en la liga. Antes del domingo los pesimistan hablaban de cinco partidos sin ganar en liga donde los optimistas veían cinco partidos sin perder entre las dos competiciones, seis después de la victoria ante el Granada B. Como dijo Valdano, el fútbol es un estado de ánimo y cada uno ve las cosas a su manera.
Lo cierto es que a estas alturas de la temporada el Murcia es décimo a ocho puntos del cuarto por arriba y a cinco del cuarto por la cola, algo que no debería sorprender a nadie teniendo en cuenta que cuenta con el décimo presupuesto de la categoría. En el fútbol manda el dinero y a la larga, los grandes números ponen a cada uno en su sitio aunque a veces salte la sorpresa.
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